Viajeros saliendo de la estación de tren de Alicante, en imagen de archivo ANTONIO AMORÓS

Más de 31.000 personas dejaron el año pasado Alicante mientras los inmigrantes apenas fueron 28.500, tras una década de saldos positivos

A. TERUEL - Diario Información El cambio en la situación económica ha provocado que la emigración supere a la llegada de personas por primera vez en la provincia en diez años. Según los últimos datos de variaciones residenciales ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 31.167 personas dejaron las comarcas alicantinas para establecerse en otros puntos de España, mientras que el número de inmigrantes procedentes del resto del país fue de 28.463. Este saldo negativo no se registraba al menos desde 1998, y deja a la natalidad como único factor de crecimiento de la población.
La evolución de las cifras anuales de inmigrantes es una muestra de la incidencia de la crisis, ya que hasta 2007 habían aumentado de una forma continua. Esto se debía sobre todo a la llegada de extranjeros desde otras provincias, que creció un 56,54 por ciento entre 2003 y el citdo año, hasta situarse en 15.654 personas. Sin embargo, en 2008 el número se redujo de forma drástica, en un 27,8 por ciento. Por su parte, la inmigración de españoles hacia la provincia de Alicante, aun siendo mucho más estable, también tocó techo en 2007, con 19.663 personas, para caer después un 12,72 por ciento.
Mientras tanto, la marcha de extranjeros residentes en Alicante hacia otras zonas del país se ha frenado prácticamente en seco. En cambio, la emigración de alicantinos hacia otras provincias ha seguido el ritmo ascendente que llevaba a lo largo de los últimos años. Con ello, las salidas han superado finalmente a las llegadas.
El director del Seminario Permanente de Inmigración de la Universidad de Alicante (UA), Carlos Gómez Gil, explica que la actual crisis económica es "tan profunda" que "se están alterando las pautas migratorias". Así, se han venido abajo "sectores económicos y laborales que han sido fundamentales" y que hasta la fecha habían sido un foco para la atracción de inmigrantes. Por este motivo, son muchas menos personas las que llegan para establecerse. Pero, además, "la provincia tampoco es capaz de dar empleo a la población autóctona", con lo cual aumenta la emigración de los nativos.
Gómez Gil señala que, en la provincia de Alicante, el fenómeno "se anticipó a la crisis global" debido al "declive de determinadas industrias" muy implantadas. En cualquier caso, "la tendencia se está constatando, y a medida que avanza la situación, los datos son mucho más concluyentes". Entre otros aspectos, es muy previsible que continúe la "ralentización extraordinaria" registrada en la llegada de inmigrantes extranjeros en relación a los primeros años de esta década. Hasta ahora, añade, era algo "decisivo para la generación de empleo", pero ahora "no existe esa demanda" de puestos de trabajo. A esto se suma, además, la mejoría económica experimentada por países antes emisores de emigrantes.
Los movimientos interiores se reducen un 14%
La crisis también ha tenido su efecto sobre los movimientos migratorios entre distintos municipios alicantinos, que en 2008 se redujeron un 14 por ciento después de siete años de incremento constante. Según los datos del INE, el año pasado cambiaron de residencia sin salir de la provincia 38.280 personas, frente a las 44.554 que lo hicieron en 2007. Esa cifra era un 50 por ciento superior a la que se había registrado sólo cinco años antes.
En el periodo de bonanza económica, las perspectivas de trabajo, por un lado, y el elevado precio de la vivienda en los municipios de mayor tamaño, por otro, propiciaron el traslado de miles de personas. Sin embargo, esta súbita inversión de la tendencia invita a pensar que, en la actual coyuntura, son muchos menos los que están dispuestos a cambiar de residencia o pueden afrontarlo. En este sentido, los vaivenes de los sectores económicos tradicionales, a los que alude Gómez Gil, pueden haber resultado determinantes. Las dificultades que atraviesan algunas industrias "se reflejan en las pautas demográficas" incluso a la hora de cambiar nada más que de un municipio a otro.
El director del Seminario Permanente de Inmigración de la UA comenta que, en estas circunstancias, "el campo es el único sector que ha mantenido el tipo e incluso se ha convertido en refugio". La agricultura, pese a que ha pasado a tener un peso relativo poco significativo en el conjunto de la economía provincial, ha conseguido mantenerse más estable, de manera que "su pequeño crecimiento ha resultado llamativo". Estas actividades han contribuido a paliar la destrucción de empleo en otros sectores, aunque en términos globales los efectos hayan sido leves.
 

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