¿'Multiculturaliqué'?


El supuesto fracaso del multiculturalismo es visto como un discurso electoralista alimentado por la crisis.- GETTY

La integración de los inmigrantes en la UE desata fuertes tensiones - Merkel proclama el fracaso del modelo de diversidad cultural en Alemania


M. ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO 24/10/2010
REPORTAJE EL PAIS

El futbolista alemán del Real Madrid Mesut Özil encarna a la perfección la idea del multiculturalismo en Europa: es un ciudadano de pleno derecho, turcohablante, musulmán que reza, palmas abiertas al cielo, al inicio de los partidos, y un jugador de la selección nacional alemana de fútbol (y no de la turca). Pese a ello, su figura se ha visto envuelta en una encendida polémica sobre el fracaso del modelo que ha favorecido la integración, en Alemania y otros países de Occidente, de millones de ciudadanos tan diversos como él.

Al proclamar hace unos días el fracaso del multiculturalismo -y sin embargo poner a Özil como ejemplo de integración y difundir luego una foto con él para acallar la polémica-, la canciller alemana Angela Merkel echaba una buena dosis de leña a la pira que prendió a comienzos de septiembre el ex consejero del banco central alemán Thilo Sarrazin con su libro Alemania se disuelve, en el que sostiene, entre otras cosas, que la presencia de inmigrantes de otras culturas tiene una nefasta influencia en el nivel educativo de los alemanes (puros, se entiende). De los 82 millones largos de habitantes de Alemania, unos 16 millones son de origen extranjero, y los turcos representan el 25% de estos.

A las llagas que abrió el libro de Sarrazin, todo un éxito de ventas, han aplicado paños calientes, con regular fortuna, personalidades como el presidente federal alemán, Christian Wulff, que recordó durante un viaje oficial a Turquía que el islam forma parte de Alemania, pero también que los tres millones de turcos que viven en el país harían bien en mejorar sus conocimientos de la lengua de Goethe.

No han faltado más puñados de sal en la herida. El jefe del Gobierno bávaro, Horst Seehofer, de un partido socio de la coalición de Gobierno de Merkel, declaró a la revista Focus: "Los inmigrantes de culturas extranjeras, como Turquía o los países árabes, lo tienen difícil. Eso me lleva a la conclusión de que no necesitamos más inmigrantes de otras culturas". Palabras inoportunas no solo por la xenofobia explícita, sino por el momento en que se pronuncian: cuando el responsable de empleo alemán advierte de la escasez de fuerza de trabajo en determinados sectores, y de la necesidad de regular nuevos flujos migratorios, y más cualificados.

La polémica sobre el presunto fracaso del multiculturalismo no se ciñe a Alemania, aunque en otras latitudes no se haya formulado aún de forma tan explícita o con conceptos de alto vuelo académico. ¿Acaso no es moneda común el discurso sobre las deficiencias del sistema educativo español por la abultada presencia de niños inmigrantes en las escuelas públicas? La transferencia de alumnos nativos hacia centros concertados vendría de alguna manera a demostrarlo.

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